Saludos saludables, de este lado de la pantalla Maricha Martínez Sosa. Esta vez quiero, más que un «ven conmigo», hacer un «ven con nosotros» pues te voy a contar un poco sobre las experiencias que compartí junto a la delegación con la cual tuve el honor de representar a la República Dominicana en México por casi 2 semanas.
Para mí la aventura inició el último viernes de julio, mientras salía de un parque de Bonn, Alemania. Era de noche cuando recibí un mensaje del periodista Salvador Batista, que decía «Heyyy felicidades. Estás nominada. Nos vemos en México.» Acompañado de un link en el que se anunciaban los seleccionados para competir por el «Premio Internacional Pasaporte Abierto 2019”. Lo más lindo es que mi nominación no mencionaba que yo era la de Quemashago.com, sino la de RD y luego de salir del shock causado por la emoción, me di cuenta de algo curioso. Aunque era la única criolla en mi categoría, mi país resultó ser uno de los que más nominaciones obtuvo. De hecho, la República Dominicana contó con un total de 12 postulaciones a la gran gala de la “Organización Mundial de Periodismo Turístico”.
Así, con esa noticia se marcó el arranque de una inolvidable experiencia recorriendo rincones mágicos de México con un grupo «sui generi» y variopinto… especial, por decir lo mínimo. Aunque a algunos ya los conocía, jamás había viajado con ellos y, mucho menos, me había pasado tanto tiempo a su lado. Estamos hablando de unos 15 días, en los que estuvimos juntos desde que abríamos los ojos hasta que los volvíamos a cerrar, realizando incontables eventos protocolarios, charlas, ferias y aventuras que comprendían desde visitar cementerios, irnos de parranda y montar bicicleta en el aire, hasta pasar más de 12 horas en carretera, juntos, en un autobús.
Para Albida Segura, de «Párate Ahí Tours» , lo más emocionante fueron las aventuras extremas que teníamos previstas en la agenda, las cuales incluían -entre otras- atravesar un abismo caminando sobre unas tablitas tan estrechas que no cabían ambos pies al mismo tiempo y montar bicicleta en el aire, agarrados apenas por un par de cablecitos de metal. «No es que logro vencer mis nervios, es que lo hago con el miedo en los huesos, llegándome al tuétano y a las entrañas” me confesó la abogada y comunicadora mientras afirmaba que en esas experiencias echó un buen conversao con Dios en el que, además de rogar por su vida, agradeció enormemente el ser expuesta a este tipo de oportunidades, pues aunque definitivamente no es amante de la adrenalina, usa estos momentos para aprender a enfrentar las situaciones paralizantes de la vida diaria y volverse una mujer más fuerte.
Para Cristina Rosario, de la Revista Bohío , lo más jocoso fue en torno a la comida. Pues aunque reconoce que, en sentido general, los dominicanos somos fans de la gastronomía inspirada en la cocina mexicana, llegó un punto en donde lo que se buscaba era un buen plato que nos recordara a casa. Ahí me contó como se notó que por más que brinque y patalee con los viajes, uno es loco con sus platos criollos. “En uno de los pueblos probamos la barbacoa, plato icónico de la región y, sobre la mesa además de la carne, nos pusieron las tradicionales tortillas, la salsa y un pozuelito de arroz del que en teoría debíamos tomar una o máximo dos cucharaditas dentro de los taquitos. Nosotros, dominicanos al fin, vimos la gloria al darnos cuenta de que por fin teníamos arroz y acabamos casi peleándonos por el mismo, de hecho la nuestra fue la única mesa donde se acabó y a la que tuvieron que llevarle un par de rondas más de este “relleno”. En pocas palabras, en vez de taquitos de barbacoa con arroz, comimos arroz con barbacoa ¿y las tortillas?… Esas se quedaron igualitas”.
Salvador Batista, de « Recorriendo con Salvador», menciona que para él lo más memorable fue el trayecto de retorno a Ciudad de México, lo cual, “quedará para la HISTORIA”. ¿Por qué? Nada más mira la ruta, para que te hagas una idea y súmale las horas extras de atascos, desvíos y paradas para que el conductor reposara que se le agregaron al trayecto…
Para Augusto Valdivia, de “ Municipios al día ”, este viaje superó todas sus expectativas, pues no esperaba descubrir tanto alrededor del ecoturismo y la cultura de México. Cree que cada lugar tuvo su magia y no hay comparación de haber tenido la dicha de recibir un aguacero apenas llegando a la cima de la Pirámide del Sol de Teotihuacán y “¿qué decir de los balnearios y las cascadas? Tolantongo fue un lugar que me transportó a otras latitudes espirituales, ni siquiera geográficas, con sus cuevas. Era como adentrarme en los misterios que guardan la cultura y la naturaleza mexicana, que me hicieron vivir una experiencia totalmente diferente a lo que había vivido hasta este viaje”.
Como te dije al inicio, en esta aventura representamos al país en el certamen y luego nos quedamos por casi dos semanas bajo el reto de conocer la magia de dos estados mexicanos: Hidalgo y San Luis Potosí. Sin lugar a dudas acabamos enamorándonos de estos destinos y, sobre cómo quedamos en la premiación, te cuento que la República Dominicana se llevó cuatro galardones, así que no solo rompimos en nominaciones, sino también en victorias.
Al respecto, Sergio Cid, quien trabaja en Listín Diario y fue uno de los galardonados, nos acabó confesando que tuvieron que hacer una dominicanada al destripar la maleta, llegando incluso a empacar los trofeos entre… ¡pantis! Acá parte de la historia, en sus palabras: «Luego de que nos aseguramos de empacar bien el premio para traerlo al país en una maleta de mano (para que no le pasara nada) nos hicieron devolver de migración para facturarlo, pues no era permitido llevarlo arriba. No valió la pena que quienes teníamos trofeo rogáramos y, cuando fuimos al servicio al cliente nos dijeron que si sacábamos la maleta de la correa perderíamos el vuelo, por lo que nos recomendaron facturar un equipaje extra. Nuestras maletas de mano estaban “timbí” pero dejar nuestro premio no era una opción así que, en medio del pasillo del aeropuerto, abrimos una, le sacamos ropa, interiores, tazas y demás y pusimos nuestros trofeos, envolviéndolos con absolutamente todo lo que encontramos a mano. Cuando llegamos a RD, abrimos de inmediato el equipaje para ver que nuestros bebés estuvieran sanos y salvos 🤣».
Así fue México, en esencia, para un grupete de criollos. Uno que se complementó tan bien que, acabó siendo felicitado por otras delegaciones que aplaudieron nuestra unión, compañerismo y dinámica en equipo. Yo, personalmente, me siento muy orgullosa pues en esta oportunidad no sólo pudimos demostrar talento, sino también parte de lo que nos caracteriza como dominicanos: nuestra alegría, solidaridad y camaradería.
Y ya te dejo, que si alguna vez me leiste antes sabes que sufro de escribir mucho y tengo TANTO que contar de este viaje, que si me voy en esa me robaré toda Remolacha.net para mi porque como digo relajando “México me dejó sin aliento” (figurado y literalmente, pues hasta acabé en la sala de emergencias de un hospital, con una crisis de asma, jajajaja).
Dime en los comentarios, ¿qué te parecen estas historias? ¿te gustaría que te dijéramos más sobre esta experiencia?
¿Tú que opinas? Cuéntalo aquí: