Lo que comenzó como una acción para “salir del paso” se convirtió en su mayor pasión. “Todo inició con una amiga de la infancia que se llama Indalecia y su insistencia para que la acompañara a la parroquia Santiago Apóstol, de Villa Consuelo donde practicaban vóleibol”, así comienza a narrar Prisilla Rivera su primera vez en una cancha de voleibol. ( Seguir leyendo…
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